La pobreza se cronifica y se agudiza a pesar de que las cifras económicas sobreviven la pandemia
  • La covid-19 hace repuntar los índices de pobreza en Cataluña
  • Un nuevo informe INSOCAT de indicadores sociales en Cataluña señala que la pandemia ha vuelto a castigar con especial crudeza los colectivos más vulnerables -mujeres, personas migradas, jóvenes y con bajo nivel formativo- y que la intersección de estas condiciones genera situaciones todavía más complejas
  • ECAS denuncia que la incapacidad del modelo de protección social catalán para traducir la recuperación de la crisis de 2008 en mejoras en los niveles de pobreza hace evidente la necesidad de transformaciones estructurales

La covid-19 ha hecho repuntar los índices de pobreza en Cataluña: un 26,3% de la población está en riesgo de pobreza o exclusión, 2,7 puntos más que el 2019, y prácticamente se han doblado los hogares con baja intensidad de trabajo (9,8% el 2020 vs 5,6% el 2019) y la privación material severa (6,2% vs 3,1%). La crudeza del impacto de la covid-19 se hace patente en el incremento repentino de la brecha de pobreza, que determina como de pobres son las personas que están en situación de pobreza, ha pasado del 25,5% al 37,9% en un año. Lluís Puigdemont, director de la Fundación SER.GI, ha denunciado que "la realidad es peor del que muestran las cifras, es más penetrante, y las entidades lo vivimos en primera línea". Ha estado en la presentación de 'El impacto social de la pandemia en Cataluña: sobrevive la economía, sufre la ciudadanía', edición número 13 del informe INSOCAT, Indicadores sociales en Cataluña en relación al contexto estatal y europeo.

El incremento de la tasa AROPE ha afectado con especial crudeza las mujeres (por quienes se ha incrementado 2,7 puntos) y las personas jóvenes (un 35,9% están en riesgo de pobreza o exclusión), con nacionalidad extranjera (8 más, llegando al 61,6%) o con niveles formativos bajos. "Cuando hablamos de pobreza, hablamos de una situación multifactorial, no tenemos que hablar por separado, sino que se tiene que analizar a través de la suma de todos los factores", ha explicado Ferran Busquets, vocal de pobreza de ECAS.

El informe analiza también los indicadores de pobreza y económicos de la última década, en que la tasa AROPE no ha bajado del 22,5% mientras que el PIB ha vuelto a crecer después de la crisis de 2008. La situación económica se recupera mientras que la ciudadanía no lo hace. Los elevados índices de pobreza no responden a una situación coyuntural, sino a una situación estructural: el modelo socioeconómico no es capaz de reducirlos. De manera constante, uno de cada cinco catalanes vive en riesgo de pobreza o exclusión en Cataluña, haciendo manifiesta la cronificación de esta situación. "Vemos con preocupación cierta aceptación, normalización y resignación respeto estos niveles de pobreza y exclusión totalmente inaceptables", ha lamentado Puigdemont.

Esta divergencia hace patente la debilidad del modelo de protección social y las entidades denuncian el desequilibrio presupuestario en la inversión social entre salud (26,6% sobre el total de los presupuestos de la Generalitat por 2022), educación (18,8%) y derechos sociales (protección y promoción social y vivienda y territorio, con un 9,9% en conjunto). El total de la inversión social, además, apenas se recupera después de la crisis de 2008 y supone un porcentaje del presupuesto muy menor del que representaba antes. 

ECAS denuncia que desde la primera línea de atención la situación es peor del que muestran las cifras, y que no se puede resolver con medidas coyunturales un problema estructural. "Las respuestas políticas continúan funcionando con la lógica de la emergencia temporal cuando las cifras muestran un problema crónico", denuncia el informe, que también constata que el modelo es incapaz de transformar el crecimiento económico en mejoras de las condiciones de vida.

Los datos muestran situaciones arraigadas al fondo de la estructura socioeconómica, y por tanto, ECAS reclama un cambio de paradigma que se tiene que vertebrar a partir de la Renta Básica Universal. Mercè Darnell, jefe del programa de Necesidades Básicas de Cáritas Diocesana de Barcelona, ha recordado que "todas las personas son débiles y vulnerables ante las circunstancias de la vida" y que, por lo tanto, "los recursos no tienen que ser solo por personas en situación de exclusión, si es así dejamos siempre colectivos fuera". En este sentido, ha pedido que "el plan piloto de Renta Básica Universal en Cataluña sea un punto de inflexión". A la vez, y mientras no se implemente, las entidades urgen la administración catalana y española a mejorar las prestaciones existentes, armonizando la Renta Garantizada de Ciudadanía y el Ingreso Mínimo Vital, que en ambos casos han llegado a menos de un 10% de la población a la que se dirigían.


Fuente de información: Entidades Catalanas de Acción Social (ECAS)

 
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